Hoy jugamos a clasificar colores usando la máquina expendedora de chicles. Es una actividad que le encanta a mi hijo, no solo por estar jugando con chicles, sino por el factor sorpresa de girar la rueda y averiguar qué color saldrá. Además de trabajar los colores, se practica el conteo, los conceptos más y menos e incluso se pueden sumar bolas de varios colores. Esta máquina, que en un principio adquirí simplemente porque era una hucha, ha acabado siendo un recurso fantástico. En clase tengo una igual donde he sustituido las bolas de chicle por bolas de bingo, y la utilizo para preguntar aleatoriamente, pues cada alumno tiene asignado un número .
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