Las bandejas o cajas sensoriales consisten básicamente en un recipiente como un contenedor de plástico, una caja, o una bandeja, en el que introducimos algún material base que el niño pueda manipular. Aquí encontramos una gran variedad de opciones que podemos usar: arena, arroz, lentejas, pasta, harina, café, piedras, confetti, bolitas de hidrogel, espuma de afeitar... Las bandejas sensoriales son realmente útiles para niños con una especial sensibilidad táctil, pues les permite familiarizarse con texturas que le producen rechazo, al manipularlas mediante el juego.
Una vez que hemos llenado el recipiente, añadimos objetos que el niño pueda utilizar para manipular el elemento base y con los que pueda hacer trasbases: palas, cucharas, cazos medidores, embudos, moldes de playa, vasitos pequeños...
Otra actividad que podemos realizar es esconder objetos que ellos tengan que buscar. Yo suelo utilizar piezas de un puzle que luego tiene que componer. Esto ya depende de nuestra imaginación. Podemos introducir diferentes objetos y pedirles que busquen los que son rojos, azules... o hacerles buscar los objetos con los ojos cerrados e intentar que adivinen lo que han encontrado. Como veis, las opciones son infinitas.
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